Hace un año y un par de meses, tome la decisión de iniciarme en la practica del karate. (si no sabes lo que es búscalo en Google -.-') En un principio lo ves un poco hostil, todas las lanzadas al suelo, el ejercicio, las patadas, los moretones, las sacadas de aire... y te preguntas, ¿como es que hay gente que vive para ese deporte? porque se necesitan solamente dos cosas: Disciplina y Pasión.
Durante mi primera clase le regale al inodoro parte de mi desayuno y almuerzo, era demasiado temprano como para cenar por lo que solo llegue al trono dos veces. Mi cara estaba tan pálida que igualaba el color de mi suéter (ya que aun no tenia uniforme), mi mirada se perdía la respiración me fallaba y lo único que escuchaba gritar a mi cuerpo es "vamos a morir, vamos a morir". Hay una parte de tu cerebro que te dice que te detengas, ya sea sufriendo un desmayo, o deteniéndote y saliendo por la puerta llevando contigo la vergüenza de haber deshonrado el dojo (lugar en el que se practica el Karate) y a tus compañeros, pero sin volver a tener que pasar por eso.
Al terminar con la primera práctica, en la que por cierto no tienes idea de lo que se hace o se dice ya que todo es en japones, y miras a tus compañeros despedirse tanto del sensei (maestro), como del dojo. Una emoción diferente te embarga, la de realización Saberte lo suficientemente fuerte como para no desmayarte, solamente vomitar; saberte lo suficientemente fuerte como para llevar tu cuerpo al máximo y saborear lo que fue un trabajo bien hecho; saberte lo suficientemente fuerte como para estar segura de que no temes en volver al dojo, no lo ves como algo peligroso o molesto. Lo ves con humildad, con ganas de aprender todas las katas (secuencia de movimientos establecidos para practica en el Karate), con ganas de desarrollar un buen Kumite (combate) aunque tu adversario te llene de pánico. Conocer sus orígenes perfeccionar posturas, movimientos y saber que aunque todo vaya mal, el dojo es un lugar en el que nada importa mas que la concentración y la paz interior.
Lamentablemente cuando llegaba a los dos meses de practica (dos veces a la semana y practicas fuera de clase entre semana) tuve una lesión que me limito un poco. Un esquince de segundo grado que tal vez jamas sanara y que no dejara de molestarme. Luego de eso no volví al dojo, me sentía privada de aquello que me hacia libre, ver a mis compañeros, a los que ya se habían convertido en mi familia, practicar, mientras yo estaba sentada en una silla con el pie vendado... no lo resistí.
Decidi escribir esta nota porque al igual que mi madre, se que muchas personas tienen una idea errónea de lo que ser karateca significa en realidad. Ser karateca no es un hobbie, es un estilo de Vida. Cuida a tu alma como cuidas a tu cuerpo, mente abierta y tranquila, cero frustraciones, cero estrés. Concentración, Disciplina... esas son las bases de lo que conocemos como el estilo de vida Karateca, cuando se porta el Karate gi (uniforme) saber que no solo te representas a ti como individuo, sino también a tu dojo, tu organización, y a todos los Karatecas que se sienten orgullosos de serlo. Espero algún día tener la fortaleza suficiente como para volver a mi dojo, a mi pasión, pero por el momento se lo dejo a mi Team Unsu! aquellos que son mas que compañeros o amigos, son mi familia.
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